Belleza tóxica
En algunas ocasiones la naturaleza nos sorprende creando formas geológicas de gran belleza en los entornos más insospechados. Lo que no suele ocurrir es que el entorno contaminado de una balsa de residuos tóxicos genere arte natural a través de la precipitación de minerales.
A día de hoy, Gossan es la balsa de lodos tóxicos más grande de Europa, con una capacidad de 22 hectómetros cúbicos, equivalente a 8 800 piscinas olímpicas. Sus residuos sólidos contienen restos de cobre, hierro, zinc, arsénico y cianuro, entre otros.
La bajada intencionada en el nivel de agua del embalse nos ha permitido acceder a unas maravillosas geoformas que hasta ahora habían permanecido sumergidas salvo en periodos secos. Sin embargo, estas formas son efímeras, ya que los sulfatos como el yeso son altamente solubles y se disuelven fácilmente con el agua de lluvia, pudiendo destruirse por completo.